Giroux
señala que en esta época posmoderna caracterizada por indeterminación,
fragmentación y escepticismo, en el que hay un periodo de autoridad
decreciente, incertidumbre económica y proliferación de las tecnologías electrónicas
(clara ilustración de nuestro diario acontecer), puede ser útil aportar
elementos “para un discurso de oposición para entender y responder al cambio
cultural y educativo…” (Giroux, 1994, 102) (Resistencia), del cual se puedan
servir los educadores para poder producir el conocimiento (socialización
crítica) que los alumnos hoy día necesitan.
Toda esta realidad narrada por Giroux, me hace pensar en nuestro
país, en nuestra época, más exactamente en la nueva Reforma Laboral que
contribuirá a hacer de nuestra realidad algo más caótico, poco a poco lo que
antes era tranquilidad y estabilidad, se está volviendo incertidumbre e
inseguridad, y entonces me pregunto: ¿Qué va a pasar con las nuevas
generaciones? ¿Qué mundo les estamos legando? O con nosotros mismos ¿Qué va a
pasar con nuestra vida, con nuestra economía, con nuestro empleo, con nuestro
futuro?
No cabe duda de que ante estos cambios, lo que a la escuela le corresponde es dar a las nuevas generaciones las armas para enfrentar la realidad en la cual están inmersos, Giroux
afirmaba que la educación debe formar al alumno social y críticamente, la escuela
representa una de las pocas esferas sociales en la que los alumnos tienen la
posibilidad de cuestionar la relación entre la escuela y la sociedad, donde el
rol principal del maestro debe ser encaminar al alumno e impartir los
conocimientos que se encaminen a transformar a la sociedad en la que se
desenvuelve, es decir, dar la formación necesaria para romper con la
reproducción de las desigualdades tanto en la escuela como en la sociedad; por consiguiente
pretende romper con la prácticas neoliberales que utilizan a la escuela como un
instrumento para legitimar la segmentación social.
Giroux, H. (1994). Nuevas perspectivas críticas en
educación. Barcelona: Paidós.
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